sábado, 13 de febrero de 2010

Cuando perdemos un ser querido...

Valoramos tanto la vida que nos aferramos a ella y olvidamos por instantes largos que es limitada y que tiene finitud...

Anoche he perdido un ser valiosísimo en mi vida, un tío que puso una inmensa roca y no un granito de arena en mi vida.

De personas como él aprendí que se debe hacer lo imposible por lograr lo que se quiere, por él inicié mis estudios secundarios y a Dios gracias los pude culminar...  fue de esas personas que con su sencillo silencio siempre van dando empujoncitos a los demás para que se superen y sean mejores cada día.

Fué un hombre de casa, un dedicado a su hogar, a sus hijos entre los que me conté por un buen tiempo.

Era amigo de contar largas y agradables historias de tiempos pasados y de las buenas épocas en las que vivía en un pueblito pequeño que produce hombres grandes.

Se perfectamente que ya pudo descansar después de una larga agonía y se también que Dios debe estar sentado escuchándole su largo relato de la trayectoria que lo llevo al Cielo, y entre una y otra conversa se que Dios debe estar riendo, como es inevitable al escuchar a nuestro querido tío Jesús Gómez.

Paz en tu tumba Tío CHUCHO... Paz en tu Tumba.