martes, 23 de septiembre de 2014

SIGNO DE CONTRADICCIÓN (SER CONTRACULTURAL)





UNA CONTRACULTURA QUE HUMANIZA.

En los días que corren y con el paso del tiempo que a veces es imperceptible por la velocidad con que nos aborda y el exceso de información que podemos obtener en un día, nos damos cuenta muchas veces que estamos inmersos en una cultura capitalista y que también nuestra humanidad está siendo valorada y medida en términos capitalistas, en los que se valora el capital y hemos entonces llegado a hablar de capital humano para referirnos a ese cúmulo de personas que son valiosas y útiles, y con decir útiles ya creo expresar de forma directa lo que percibo como un capitalismo deshumanizante en el cual la medida es la utilidad, si sirves y eres útil felicitaciones estás en el mundo capitalista. 

Durante estos días he tenido en mis manos un hermoso libro que me han regalado sobre  "Las bienaventuranzas, una contracultura que humaniza" de Luis González-Carvajal y en este va desarrollando una por una las bienaventuranzas del evangelio de Mateo que son 8 y va mostrando cómo cada una de ellas es una acción concreta en un solo ideal que siempre es nuevo y vital, se trata de la contracultura cristiana de la cual el mismo Jesús es el modelo, el centro, y el culmen. Ya muy bien lo expresaba el entonces Cardenal Karol Wojtyla mucho antes de ser Juan Pablo II, el hoy San Juan Pablo II esbozaba en otro pequeño librito cuyo nombre es "signo de contradicción" y en resumidas cuentas apuntaba a la misma idea de este que he mencionado ya y que gira sobre las bienaventuranzas. el cristianismo con Cristo como modelo es una contracultura en todo aspecto, mientras se proclama la violencia la fe cristiana promueve la no violencia, mientras se promulga la prosperidad y la riqueza fruto de la ganancia obtenida a toda costa se proclama también en la fe la bienaventuranza de los desposeídos, mientras el mundo separa cada vez mas a los que somos hermanos en la fe se promueve la vida de comunidad donde el otro es el rostro de Dios al que debo amar. una contracultura: ir en contra del rumbo que el mundo me marca, no como un loco que hace tonterias por marcar una diferencia, sino con la convicción de que el mundo y su capitalismo desmedido o cualquier otra idea economica y politica que impere no salvará al mundo, el mundo se salva si somos elementos que van en contra de la corriente. Quizás un poco es también lo que ha invitado el actual Papa Francisco a los jóvenes "Armen lío", es decir, vayan en contra. 


Un elemento que me llamó poderosamente la atención del libro que he mencionado y que invito a conseguir y leer con detenimiento pues nos ayuda a entender eso de ser verdaderamente humanos yendo en contra, es el hecho de pensar en la crucifixión de San pedro, ya cuando estaba por morir pide que lo crucifiquen cabeza abajo, y es ahí, solo ahí, cuando San Pedro logra entender el mundo como realmente era, cuando pudo verlo todo de abajo hacia arriba, es ahí cuando entendió cual era el verdadero plan de Dios proclamado por Jesús, ese Jesús al que él servía y seguía y por el cual estaba a punto de perder la vida. 


Estamos hermanos invitados como Pedro a tener esa visión de abajo hacia arriba, la visión de los que son bienaventurados, de los dichosos que perdiéndolo todo por amor en la construcción de este Reino de Dios seguimos felices por que la recompensa no está en este mundo.  


Me permito ahora compartir una especie de poesía con referencia a este mismo tema que venía desarrollando: 

"Señor, me has llamado a la aventura de seguirte. 
me pides todo, y me ofreces  todo. 
Me pides todo lo que amo, buscando que solo te ame a ti.
Me ofreces tu amor que es mucho más grande que todo el amor que el mundo me ofrece como amor verdadero. 
Me llamas al sur para hablarme del amor del norte, del este y del oeste. 
Me llamas al sur para mostrarme la pobreza de un templo y la riqueza de una mesa servida en la hermandad. 
Me llamas al sur para sentir el frío de una ráfaga de viento y el calor de muchas vidas entregadas a los hermanos en tu nombre. 
Me llamas al sur para quitarme las seguridades y plantar corazón la misericordia de la fe. 
Me llamas al sur para que extraño como soy y extrañando mis querencias, tu mismo me conozcas y seas así tu mi único amor. 
Me llamas al sur para que llore y para poder con tu ternura de hermano consolarme y poder luego dar el consuelo que muchos esperan. 
Llámame al sur, llévame al sur, encuéntrame en el sur, ámame en el sur... Señor."