Hoy quiero pensar en la encarnación. Y no puedo menos que asombrarme con el misterio que encierra todos los misterios.
Es que es muy grande que Dios se haga pequeño, tan pequeño que necesite del cuidado y antes de eso de la aceptación de una mujer que lo llevara en su seno, en sus entrañas y cuidara y protegiera al mismo que nos cuida y protege a todos.
Que maravilla pensar en este misterio de amor, la culpa que no pudimos saldar se comienza a pagar con la fecundación Santa de una Mujer Virgen... ¡que misterio!.
Pensando en esto tendríamos que hacer lo mismo que los grandes místicos y santos, guardar un grande y profundo silencio, y muy reverente por cierto.
Muchos son lo que no creen que un Dios pueda hacerse hombre y menos aún que se someta a la condición del mismo, incluso conociendo la tentación...

No hay que pensar en un niño con la conciencia de ser Dios, de lo contrario no hubiese valido la pena una encarnación que engañara a los hombres, pues de que vale que el niño en la cuna pensara en crecer para cumplir con la cruz y con la muerte para darnos vida.
Hay que pensar mejor en aquel niño que crece amando como le enseñan sus padres a un Dios tan bueno y tan grande que se hace su hijo preferido y se da cuenta que es de allí de donde viene y a donde debe volver. Es el caminito que debemos seguir los que somos Cristianos...
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