¡Los seres humanos tenemos la enorme capacidad del encanto!, pero también la del desencanto que es más larga, angustiosa y triste. Somos seres de admirar y que admiramos, pero que también olvidamos con enorme velocidad, quizas más rápido que cuando logramos admirar.
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Quizas deberíamos pensar sobre qué es eso que nos produce el desencanto que enfría el espíritu y nos lleva al abandono, y quizas muchos ya tengan su respuesta elaborada y la manifiesten rápidamente, así como es rápido todo lo que este mundo ofrece y también pasajero, y sin mucho de verdad.
Lo que nos produce el desencanto quizas en su mayor parte tenga que ver con la ausencia de Dios en el corazón humano, es como si nuestro corazón fuese la mejor mansión posible para habitar, pero si Dios no es el primero que lo habite, lo pueden habitar cualquier otro, y se convierte entonces en un húesped incomodo, que se adueña de el, y no permite que llegue nadie más, y lo que busca es quedarse con esta mansión. No ignoro que algunos ya perdieron la batalla y con ello la mansión de su corazón y es muy posible que Dios ya quizas no pueda entrar, además de no prestar interés en ayudarlo a entrar.
Estamos en una sociedad del desencanto, en la sociedad en la que Dios no habita corazones, en la que los templos algunas veces son llenos y otras vacíos, pero el verdadero templo quizas este cerrado, (tu corazón).
¿Estás desencantado de qué, y por qué? quizas este la respuesta a esto en que no has llenado tu mansión con el húesped principal sino con sentimientos vándalos que no permite que Él entre en ti. Y luego decimos que por que perdemos el sentido, la esperanza, la alegría... ¿Dónde está tu esperanza, si Dios es la única?
Que buenos artículos los que escribes Juan Fernando, que Dios te siga bendiciendo y que a través de tus palabras puedas seguir evangelizando.
ResponderEliminarFelicitaciones!!!!!!!
excelente comentario he aprendido mucho de el gracias por escribir.
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