miércoles, 5 de noviembre de 2014

LOS POBRES DE ESPÍRITU!


Cuando nos dedicamos a pensar un poco las bienaventuranzas como el verdadero plan de acción de Jesús, es decir, de Dios hecho hombre nos debemos plantear seriamente muchas preguntas y habría que iniciar por esta de ¿Quiénes son los pobres de espíritu? en las bienaventuranzas de Mateo es la primera de ocho que nos regala. durante muchos años y todavía se entendió muy mal esta bienaventuranza y sirvió para justificar intereses y frente a esto habrá que prestar mucha atención, la suficiente para no hacer decir a Dios y su palabra lo que Dios y su palabra de ninguna manera quiere decir. Se pensó por solo mencionar una de las malas interpretaciones de esta bienaventuranza en las personas diversamente hábiles, aplicando en ellos la mencionada ventura de la pobreza de espíritu, no creo que haya cosa más errónea, Jesús nunca declara motivo de bienaventuranza las que el mundo  mal llama "deficiencias personales". 

Se ha aplicado también erróneamente esta bienaventuranza a las personas que el mundo califica con escasez de inteligencia y del mensaje evangélico solo podemos entender que  debemos  combatir la tontería predicando la obligación moral de ser inteligentes. Entonces si esta bienaventuranza no se refiere a las personas diversamente hábiles, o a las personas poco inteligentes según el mundo nos propone, ¿a quién se aplica entonces esta bienaventuranza?  debemos pensar entonces en aquella pobreza interior, una pobreza que exige el desprendimiento interior que no excluye sino que exige en lo práctico un desprendimiento efectivo. Una pobreza que lleve a vivir aún en medio de la riqueza con alma de pobres. 
Entonces los pobres de espíritu según el evangelio nos muestra son aquellos que se hacen voluntariamente pobres, esos pobres que en su pobreza enriquecen a muchos, esa es la pobreza de espíritu la elección voluntaria de que nada es mío, ni me pertenece. 
La pobreza de espíritu es una elección, en esta pobreza de espíritu existen unas claves y podrían ser las siguientes: 
  • Una conciencia de la absoluta dependencia de Dios. 
  • La realidad humana de ser en el buen sentido unos mendigos ante Dios. 
  • El ejercicio constante en nuestra cotidianidad de una pobreza decorosa; esto es poner límite a nuestras necesidades. 
  • Trabajar en hacer conciencia en la diferencia entre lo que es necesidad, deseo, y capricho. y nunca llegar a confundirlos. 
  • ejercitarnos en la ley de la gradualidad, esto hace referencia a empezar a hacernos pobres de aquello que nos falta. 
  • No convertirnos en un "dios" con prótesis, es decir, que los medios técnicos nos eleven a creernos "diosesitos". 
  • Estamos llamados a ser los últimos de todos, a ser esclavos de todos.  Mt 20, 25-28.
  • El ejercitarnos en la pobreza material que empieza siendo pobres de aquello que nos falta, nos conduce a descubrir la pobreza metafísica, la pobreza creatural, siempre necesitados de Dios providente y rico. 
  • apertura ante Dios, con las manos vacías pero  siempre abiertas.
La mejor forma de ser pobre de espíritu es ser un infante, un niño, la infancia espiritual, y a esta se llega siendo niño en verdad o agachándose mucho, no en vano Mt 18, 3 dice,  "Haceos como niños" y la infancia espiritual esta profundamente unida a la pobreza de espíritu por algunas notas particulares: 
  • Hacerme cada vez más pequeño.
  • Ser audaz para el bien, pero tranquilo que todo depende de Papá Dios.
  • Ser sencillo y espontáneo.
  • Conciencia de  abandono en manos de Papá Dios, que no permitirá que nada malo me suceda.
  • Hacerme conciencia de mis propias limitaciones.
  • Conciencia de mi nada y de mi impotencia frente a muchas de las realidades. 
  • Confianza absoluta en Papá Dios.
  • Humildad, donde no hay humildad no caben las demás virtudes. 
  • Docilidad al espíritu. 
Mi muy querido lector, hermano en Cristo, nos queda pedir con mucha fe que podamos en verdad ser pobres de espíritu, es una tarea muy grande pero nuestra confianza en Papá Dios debe ser infinita. Podemos decir como Miguel de Unamuno: 

"Agranda la puerta, Padre, 
por que no puedo pasar; 
la hiciste para niños, 
yo he crecido a mi pesar.
si no me agrandas la puerta, 
achícame, por piedad... "




















martes, 23 de septiembre de 2014

SIGNO DE CONTRADICCIÓN (SER CONTRACULTURAL)





UNA CONTRACULTURA QUE HUMANIZA.

En los días que corren y con el paso del tiempo que a veces es imperceptible por la velocidad con que nos aborda y el exceso de información que podemos obtener en un día, nos damos cuenta muchas veces que estamos inmersos en una cultura capitalista y que también nuestra humanidad está siendo valorada y medida en términos capitalistas, en los que se valora el capital y hemos entonces llegado a hablar de capital humano para referirnos a ese cúmulo de personas que son valiosas y útiles, y con decir útiles ya creo expresar de forma directa lo que percibo como un capitalismo deshumanizante en el cual la medida es la utilidad, si sirves y eres útil felicitaciones estás en el mundo capitalista. 

Durante estos días he tenido en mis manos un hermoso libro que me han regalado sobre  "Las bienaventuranzas, una contracultura que humaniza" de Luis González-Carvajal y en este va desarrollando una por una las bienaventuranzas del evangelio de Mateo que son 8 y va mostrando cómo cada una de ellas es una acción concreta en un solo ideal que siempre es nuevo y vital, se trata de la contracultura cristiana de la cual el mismo Jesús es el modelo, el centro, y el culmen. Ya muy bien lo expresaba el entonces Cardenal Karol Wojtyla mucho antes de ser Juan Pablo II, el hoy San Juan Pablo II esbozaba en otro pequeño librito cuyo nombre es "signo de contradicción" y en resumidas cuentas apuntaba a la misma idea de este que he mencionado ya y que gira sobre las bienaventuranzas. el cristianismo con Cristo como modelo es una contracultura en todo aspecto, mientras se proclama la violencia la fe cristiana promueve la no violencia, mientras se promulga la prosperidad y la riqueza fruto de la ganancia obtenida a toda costa se proclama también en la fe la bienaventuranza de los desposeídos, mientras el mundo separa cada vez mas a los que somos hermanos en la fe se promueve la vida de comunidad donde el otro es el rostro de Dios al que debo amar. una contracultura: ir en contra del rumbo que el mundo me marca, no como un loco que hace tonterias por marcar una diferencia, sino con la convicción de que el mundo y su capitalismo desmedido o cualquier otra idea economica y politica que impere no salvará al mundo, el mundo se salva si somos elementos que van en contra de la corriente. Quizás un poco es también lo que ha invitado el actual Papa Francisco a los jóvenes "Armen lío", es decir, vayan en contra. 


Un elemento que me llamó poderosamente la atención del libro que he mencionado y que invito a conseguir y leer con detenimiento pues nos ayuda a entender eso de ser verdaderamente humanos yendo en contra, es el hecho de pensar en la crucifixión de San pedro, ya cuando estaba por morir pide que lo crucifiquen cabeza abajo, y es ahí, solo ahí, cuando San Pedro logra entender el mundo como realmente era, cuando pudo verlo todo de abajo hacia arriba, es ahí cuando entendió cual era el verdadero plan de Dios proclamado por Jesús, ese Jesús al que él servía y seguía y por el cual estaba a punto de perder la vida. 


Estamos hermanos invitados como Pedro a tener esa visión de abajo hacia arriba, la visión de los que son bienaventurados, de los dichosos que perdiéndolo todo por amor en la construcción de este Reino de Dios seguimos felices por que la recompensa no está en este mundo.  


Me permito ahora compartir una especie de poesía con referencia a este mismo tema que venía desarrollando: 

"Señor, me has llamado a la aventura de seguirte. 
me pides todo, y me ofreces  todo. 
Me pides todo lo que amo, buscando que solo te ame a ti.
Me ofreces tu amor que es mucho más grande que todo el amor que el mundo me ofrece como amor verdadero. 
Me llamas al sur para hablarme del amor del norte, del este y del oeste. 
Me llamas al sur para mostrarme la pobreza de un templo y la riqueza de una mesa servida en la hermandad. 
Me llamas al sur para sentir el frío de una ráfaga de viento y el calor de muchas vidas entregadas a los hermanos en tu nombre. 
Me llamas al sur para quitarme las seguridades y plantar corazón la misericordia de la fe. 
Me llamas al sur para que extraño como soy y extrañando mis querencias, tu mismo me conozcas y seas así tu mi único amor. 
Me llamas al sur para que llore y para poder con tu ternura de hermano consolarme y poder luego dar el consuelo que muchos esperan. 
Llámame al sur, llévame al sur, encuéntrame en el sur, ámame en el sur... Señor."

domingo, 26 de agosto de 2012

MAS CUANDO EL MUNDO CALLA

Mas cuando el mundo calla, aún hay un susurro dulce y sereno que apacienta el ser inestable y angustiado....

Mas cuando el mundo calla, el corazón sigue escuchando un suave viento que trae su mensaje, un mensaje que solo escuchan los amantes...

Mas cuando el mundo calla, nada perturba un ser que se escapa del mundo para escuchar a aquel que ama sin miedo ni medida...


Mas cuando el mundo calla, solo se podría escuchar un solo lenguaje en el que las palabras sobran pues el lenguaje es el amor...

Mas cuando el mundo calla, al comeinzo, muy al comienzo se extraña el ruido del mundo, pero en el fondo se desvela el lenguaje de los amantes...

Mas cuando el mundo calla, se siente el miedo del silencio, frio y muerto, pero se encuentra la paz del que ama, más allá del frio, más allá de la muerte...

Mas cuando el mundo calla, callan los hombres, calla el universo, calla todo...

Que todo se calle! que nos va a hablar el amor, nos hablará Dios...

Mas cuando el mundo calla, solo cuando el mundo calla, así, solo así, muy pero muy dentro de tí mismo Dios puede hablarte.


Calla tu al mundo, y entonces te hablará Dios.

sábado, 3 de marzo de 2012

SER MAESTRO: TAREA AMARGA Y DULCE

San Agustín al preguntarse por el tiempo decía: ¿Qué es, pues, el tiempo? Si no me lo preguntan, lo sé; pero si me lo preguntan, no sé explicarlo.

Tal como le pasó al filósofo de Hipona me sucede a mí frente al interrogante ¿qué es ser Maestro? Tal vez si no me lo preguntaran lo sabría, pero me lo pregunto, y me lo preguntan y no sé decir con certeza ¿qué es? 

Debo iniciar diciendo que la tarea de educar es una mezcla amarga y dulce, es un arte inmenso, incalculable, es una tarea, una misión. 

Todos los días al llegar a mi puesto de trabajo, bajo el vidrio que cubre mi escritorio de maestro he puesto una copia de la oración del sacerdote Jesuíta Rafael fetirré, oración del maestro, y en su primer párrafo dice: “Señor concédeme ser un constructor de almas y no un vulgar mercader”,  la verdad es que me impacta profundamente leer esta oración todas las mañanas y mientras me encomiendo a Dios, -para soportar el peso del día y todas las demandas de las y los estudiantes, la necesidad constante e imperiosa de solicitar el silencio para poder continuar una actividad o explicación, y para poder llenar la burocracia administrativa- me preocupo, me lleno de un sano interés por hacer de mi labor algo interesante, me propongo trasmitir a  mis estudiantes propuestas que los y las  llenen de interrogantes y los y las motiven a la profundización, a la investigación personal, que los y las  llenen de conocimientos nuevos e interesantes para su propia existencia, quiero construir su alma. (Entiéndase seres íntegros, que saben ser, hacer, y pensar).
 
He dicho ya  que ser maestro  es una mezcla amarga y dulce, y lo es. Hay días en los que los mismos estudiantes demandan atención de tu parte y te brindan la más mínima  atención de la suya, hay días también en los que quien más aprende de la labor educativa eres tú mismo, recuerdo en este momento que en un diálogo de la clase de ética en un grupo lancé la siguiente expresión: “nadie aprende en  cabeza ajena” y seguí mi discurso, que fue interrumpido de inmediato por una estudiante que me dice: “pro, si hay alguien que aprende en cabeza ajena, es el peluquero” de inmediato vino una gran risa de parte de todos y todas las que estaban en el aula, incluyéndome también, pues es verdad, es una verdad que no estaba contemplada en la expresión que lancé, y es una verdad de la vida práctica con la que me fui ese día a mi casa. 

La tarea del maestro dentro del proceso educativo es algunas veces inconsciente, nuestros estudiantes están constantemente fijos en cuanto haces, dices, piensas, están listos sobre todo para hacerte una recriminación y pocas veces para reconocer lo bueno que aportas a sus vidas, por lo general sólo mucho después de abandonar la parte del bachillerato y enfrentarse con la vida universitaria en el mejor de los casos, o quizás con la vida en otros aspectos de su desarrollo como es el laboral o familiar, entonces, reconocen lo valioso que muchos maestros aportaron a su vida. Esa es una parte dulce del ser maestro.

Muchas veces la labor nuestra como maestros esta tan encerrada en la burocracia, en el cumplimiento de metas de desempeño y calidad que al ingresar a una aula escolar muchas veces pensamos solo en la cantidad de estudiantes que tenemos, y su nivel comportamental, sin querer estigmatizamos muchas veces estudiantes y grupos.

La labor amarga y dulce de ser maestro es la labor de un mago, de un consejero, de un psicólogo, de un confesor, de un policía, de un médico, quizás la de un psiquiatra, en definitiva la labor  de un maestro en la que se unen todas las anteriores. Ser maestro es estar en la montaña rusa de los sentimientos pues al contacto con tus estudiantes puedes sentir enormes deseos de vivir y sonreír con quienes sonríen, y al momento ver caras tristes de algún estudiante e indagar un poco el por qué de su cara triste, querer llorar con él, por que en verdad su vida no es nada simple y sencilla.

¿En dónde está la clave del éxito de un maestro?, creo que nuestra tarea, es quitarnos con quien se puede la armadura de la indiferencia, la intolerancia, y esa barrera que divide maestro estudiante.  El éxito es lograr construir almas  para que la máquina del mundo que busca devorarlos,  junto a la cultura de la perfección, de lo estético, mas no de lo ético, de la moda perfecta mas no del modo correcto, la cultura económica mundial que busca el menor costo para obtener el mayor beneficio, no los devore sin masticarlos, nuestro éxito como maestros radica en construir mentes pensantes y no reproductoras de ideas, y de pensamientos ajenos, mentes que sean lo suficientemente capaces de detectar los sofismas de un mundo que siempre trae amargo y dulce… Nuestro éxito en la labor educativa, en nuestra labor como maestros es ver a nuestros estudiantes como agentes de cambio en la sociedad, agentes del bien, y para el bien. Este sería nuestro ideal, nuestro éxito. Pero es innegable que no con todos se logra, no todos tienen la disponibilidad de transformarse para trasformar el mundo, y pasan por las aulas quizás de muchos centros educativos y salen y son devorados por la máquina del mundo sin masticarlos siquiera y también, que es lo más doloroso sin que ellos mismos se enteren de que están siendo devorados por esa máquina sombría.

Se nos propone el dilema entre ser maestros conservadores o progresistas, personalmente pienso que debemos buscar un punto medio, un punto en el que sean nuestros discentes quienes se vean beneficiados, un punto en el que más allá de una nota que da razón de un proceso, sea la vida la que hable, sean sus actuaciones, las del estudiante, las que muestren que tan amarga o dulce puedo ser la labor de haber sido educados y para nosotros que tan amarga o dulce pudo ser la labor de educar. 

Construir almas no es nada sencillo, es tejer filigrana  muy fina, es templar las fibras de lo humano con las pinzas del conocimiento, y con la soldadura de  la ciencia, sin descuidar el brillo del afecto, y el barniz de la corrección. Educar es construir personas, formar, reconocer la belleza e importancia del compartir lo que somos, seres capaces de razonar, actuar, cambiar.
Maestro, maestro es el que sabe templar las fibras más finas de lo humano, y no siempre se puede, el humano (estudiante) debe dejarse ayudar de lo contrario no logramos mucho, tarea amarga y dulce, por ende si me preguntan ¿Qué es ser maestro? No lo sé, y si no me lo preguntan, lo sé. Tarea amarga y dulce.