jueves, 25 de noviembre de 2010

BAJAR… ¡ES MÁS SENCILLO!

Que cierta es esa frase “el tiempo pasa… nos vamos volviendo viejos” quisiera entender por qué es cierta y no solo entenderla sino mas bien asimilarla, pues cada día que pasa es una oportunidad que nunca más va a regresar, es una oportunidad que jamás volverá.

Es duro en nuestra vida ver pasar los años frente a nosotros como un tren que marcha lento, y más triste es ver como se va alejando quizás muchas veces sin poder irnos en él, quizás simplemente siendo espectadores de un espectáculo mudo y siendo mudos actores de una historieta que parece no haber sido escrita para que seamos protagonistas.

Es interesante tratar de entender nuestra propia existencia… pasamos años creyendo que lo que hacemos es de verdad interesante y cuando de verdad nos interesamos en pensar lo que hacemos vemos muchas veces con dolor que no hemos hecho absolutamente nada interesante.

Luchamos, luchamos y luchamos… muchas veces en contra corriente al tener ideales y metas que cumplir y algunas veces parece que nos hemos empecinado en alcanzar metas que no son para personas como nosotros, pareciera que la vida estuviera hecha por y para cierto tipo de personas, quizás mucho mejores o más dignas de lograr los ideales, sueños y aspiraciones que nosotros nos hemos propuesto.

Para que tantos esfuerzos en la vida si al abrir los ojos, por muy anciano que seas muy anciano siempre tendrás una nueva lucha que vencer… o quizás ese sea precisamente el secreto de la vida que al ser desvelado no es que sea muy interesante… una lucha tras otra, y vencer una tarea para sabernos envueltos en una mayor.

La vida es una constante pendiente de la cual siempre hay un descenso que por demás es muchísimo más veloz que la pendiente… no cuesta tanto bajar como subir…

Por eso amigo, hermano o compañero de pendiente, de cuesta arriba, no te afanes en subir, en escalar, en lo que quizás necesitarás ayuda de muchos otros, de los que quizás te olvides pronto, no tengas apuro en subir pues bajar es más sencillo y más rápido. Y para bajar se basta uno mismo, sus errores, sus limitaciones, o también por qué no un simple empujón de alguien más.

Lo cierto del asunto es que bajar es muchísimo más sencillo y más rápido, no te afanes entonces en aparentar, en conseguir, en lograr, en tener, en ser, recuerda que la vida es una conquista diaria y que cada día que pasa es un nuevo regalo que nos permite ese maravilloso ser que se llama Dios, no te afanes en cosas fútiles, recuerda que las grandes cosas se gestan en el silencio, o ¿te parece que una flor grita mucho para ser vista? Al contrario incluso las más bellas guardan su belleza en la humildad del pasto…

Te invito a estar preparado para bajar, y no a que te esfuerces tanto en subir, así cuando en tu vida todo se venga abajo no será tan difícil entender que nuevamente te debes levantar seguir luchando… recuerda que el trono más alto en dignidad es una cruz en la que fuimos salvados por Cristo que entrego su vida por cada uno de nosotros… Bajar... ¡Es más sencillo!.

viernes, 19 de noviembre de 2010

EL VALOR DEL SUFRIMIENTO

Sufrir es una experiencia que viene incorporada en el paquete que se llama humanidad, es una experiencia que siempre nos acompañará desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, y por demás es una experiencia a la que nunca nos acostumbraremos.

Sufrimos por múltiples motivos algunos son físicos como es el caso del nacimiento, pues no es sencillo pasar de estar cómodamente cuidados y protegidos en el vientre de nuestra madre y de un momento a otro pasar y estar en el exterior sintiendo el frio, el hambre y depender del cuidado y la protección de los demás seres humanos, especialmente del cuidado y protección de nuestra madre.

También hay sufrimientos que no son físicos, y que muchas veces son mucho más fuertes que los meramente físicos, estos son los sufrimientos que el común de las personas hemos denominado dolores del alma. Entre unos y otros algunas veces se da un intercambio lo suficientemente efectivo que sume a las personas en una reacción que es a la vez física y sentimental, es decir, interior, que la era contemporánea y la medicina ha determinado llamar: Depresión.
El sufrimiento somatizado sume a las personas en profundas situaciones de dolor físico y sentimental, e incluso si es de veras realmente grave y no es tratado con la seriedad que se merece en muchos casos lleva incluso a la muerte o quizás en casos no menos graves a la perdida de la cordura.

Sufrir como ya lo he dicho es una experiencia constante en la vida a la que nunca nos vamos a acostumbrar, y mi intención no es con esto que escribo apologetizar el sufrimiento, y decir que debemos sufrir porque es humano sufrir, no. Mi intención es por el contrario tratar de hacer notar que por donde quiera que andemos en la vida sea en lo físico, sea en lo sentimental estaremos expuesto a sufrir y que debemos notar esto y no permitir que eso que sufrimos nos robe la paz y por el contrario encontremos las maneras necesarias y suficientes de trasformar ese sufrimiento en algo agradable, o por lo menos soportable, así como una madre cuando da a luz, durante el parto sufre grandísimos dolores, pero una vez tiene a su hijo en sus brazos olvida los dolores que padeció mientras lo traía al mundo, por la satisfacción que da ver a su nuevo hijo con salud y completito.

El sufrimiento en nosotros los seres humanos debe cobrar un sentido, y en esto está la clave para que deje de ser sufrimiento, además baste recordar que muchas veces los sufrimientos que nos aquejan son sufrimientos que tal vez sin darnos cuenta son buscados y tolerados por nosotros mismos.

El sufrimiento para que cobre valor y en nosotros no de entrada a la famosísima depresión mal de este primer siglo del nuevo milenio debe tener un sentido, pues muchas veces sufrimos y sin saber tan siquiera por qué. Quienes sufren en su cuerpo males terminales y grandes que hacen muchas veces perder la esperanza están invitados a unir sus sufrimientos a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, así su sufrimiento cobra sentido redentor, pues se hacen partícipes de la redención que Jesucristo nos obtuvo con sangre, sudor y lágrimas. Y quienes sufren en el alma de igual manera están llamados a ofrecer sus sufrimientos a Cristo muerto en la cruz por la conversión de los pecadores y quizás por el perdón de sus propios pecados.

Esto es para los que somos creyentes y de llegar a no ser tan creyentes o no creyentes en absoluto, al sufrimiento todos estamos llamados a darle un sentido nuevo y positivo y así dejaremos de de llevar cargas espirituales o físicas que nos hacen pesado el tránsito por este valle de lágrimas. Solo es virtuoso quien comprende el valor del sufrimiento… en Cristo muerto en cruz tenemos el mejor ejemplo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

LA IGLESIA SOY YO

En estos últimos días presenciamos en los tele informativos y en los medios de prensa cómo se cubrió la noticia de la visita del Santo Padre Benedicto XVI a lo que hemos llamado la Madre Patria, pues es de su seno cultural, en parte sanguíneo, y muy en gran parte religioso que nació nuestra identidad, la misma que con el pasar del tiempo se ha ido diferenciando y fortaleciendo de manera diversa.

El cubrimiento de esta vista a España, igual que el cubrimiento de otras visitas a otros lugares del planeta del mensajero de Cristo, labor que es la que va a cumplir el Santo Padre con estas visitas se ha visto casi sin excepción empañado por brotes de protestas y reclamos de grupos por demás pequeños quizás que manifiestan en contra de la postura de la Iglesia misma más que del Papa mismo, lo hacen con sus visitas pues el Papa es la cabeza visible de la Iglesia, y la verdad es que la Iglesia es más que el Papa… El Santo Padre simplemente es un elegido para guiar el rebaño de Dios en esta tierra, es decir, somos todos los que nos gloriamos de haber sido bautizados en el nombre de la gloriosa y Santa Trinidad.

El Santo padre o Papa como lo llamamos los cristianos católicos es en la Iglesia la voz guía y la voz que indica para todos el camino correcto en este valle de lágrimas que cada vez nos hace llorar más y más. Cabe preguntarnos ¿Qué pasaría si en este mundo en el que nos movemos no hubiese una voz que esté cumpliendo esa hermosa labor profética de anunciarnos: Hay una salvación en medio de tanta incertidumbre que se llama Cristo Jesús, el que es el camino, la verdad, y la vida? ¿Y qué pasaría si esa misma voz profética no denunciara en este mundo lo mismo que ya el mundo sabe está mal pero que es tan recurrente que pareciera que estuviera bien?

El mundo de hoy los seres humanos estamos tan acostumbrados a ver lo malo como bueno que cuando alguien hace el bien es tildado de loco, de retrogrado, de anticuado y todos las demás mofas posibles que se puedan pensar.

El Papa cumple con su labor de anunciar y denunciar y su voz no puede ser callada, su voz debe ser escuchada en medio de muchas otras tantas voces que el mundo ofrece y que hacen perder a las personas invitándolas a andar ciegos rumbo al despeñadero del que no hay retorno. Dichosos aquellos que escuchan la voz del pastor que no es otra que la voz de Cristo.

Muchos, incluso los mismo que se llaman cristianos católicos, saben la profundidad de la doctrina cristiana católica pero no la comparten o quizás no quieren hacer caso de la misma, pensemos por citar tan solo un punto de los métodos de anticoncepción… y sin embargo se hacen llamar católicos… esos son como aquel del evangelio que movido por su padre a trabajar dice que sí va y no lo hace, quizás muchos que no son tan católicos hacen como el otro hermano de este mismo pasaje evangélico y sin decirle a su padre que van a trabajar lo hacen…

Quiero tan solo que pensemos en que si somos católicos debemos serlo de verdad, la Iglesia no es un equipo de futbol con el cual nos alegramos por que hace goles y esta punteando en la tabla de posiciones del torneo… La Iglesia es más que un simple equipo de futbol al que hay que ir a apoyar para que quede campeón, o al menos para que llegue a semifinales.

Cuando criticamos a la Iglesia, al Santo Padre, estamos hablando mal de nosotros mismos sin pensarlo pues la Iglesia no es solo el Santo Padre cuya tarea primordial es esa misma que se le critica tanto: anunciar y denunciar. La Iglesia es mucho más que unos sacerdotes que se olvidaron de su misión de ser consuelo, servicio y amor encarnado en el mundo, tal como lo fue el mismo Cristo. La Iglesia es mucho más que un puñado de señoras que solo saben rezar en voz alta e ir a la eucaristía cuantas veces se celebre una en el día. La Iglesia es mucho más… No en vano San Ambrosio decía: “No en sí, … sino en nosotros es herida la Iglesia, por lo tanto, tengamos cuidado para que nuestras caídas no hieran a la Iglesia.” La Iglesia somos todos… así es que si piensas hablar mal de ella piensa dos veces si te gusta que hablen mal de ti pues tú también eres Iglesia.