viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Y de la dignidad de las personas qué?

El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2284 trae una definición sobre lo que es el escándalo "es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal".

Partimos de las palabras que propone la Iglesia para hacernos la reflexión profunda si es o no posible reconocer que vivimos en un mundo en el que el escándalo es el pan nuestro de cada día, o ¿acaso no estamos ante constantes actitudes o comportamientos que bombardean invitandonos a hacer el mal?, y lo decimos provieneniendo de terceros, y no sería bueno también preguntarnos ¿y cuando soy yo el que con mi actitud o mi comportamiento induzco a hacer el mal qué?


En la sociedad de hoy la actitud de muchas personas o su comportamiento constantemente están haciendo la invitación al mal, y con ello se hacen tentadores de sus hermanos, hemos de mencionar que en lo común y corriente de la vida la palabra escándalo no es muy utilizada y quizas su sentido se esté perdiendo dando paso a significaciones de otra índole. Posiblemente se esté entendiendo la misma palabra como alegato o discusión que causa o llama la atención de otros, esto es lo que ordinariamente se conoce entonces como el escándalo, y no lo que nos recuerda la Iglesia en el Catecismo.


Pensemos por ejemplo en la televisión, no solo la nacional Colombiana, pues esto es un fenómeno mundial, pero mencionemos principalmente la televisión Colombiana que se ha empeñado en hacer programas mostrando con orgullo embustero series y telenovelas de mafia, narcotrafico, drogadicción, protitución, sicariato, entre otra multitud de acontecimientos que lo que muestran es una sociedad enferma y en la que brilla la ausencia de valores, o si están estos se negocian a muy bajos precios. ¿No esto acaso un escándalo también? se está induciendo a hacer el mal, se está vendiendo la idea embustera de una vida fácil, el sofisma traidor de que empuñar una arma es tener poder, entre otra multitud de errores con los que van creciendo nuestros jóvenes y especialmente los niños fruto de lo que ven en la televisión que es un medio masivo de información.


Inducir a otros al mal atenta contra la dignidad de persona humana que ostenta tanto el que induce y el que es inducido. Así por una acción o tal vez omision se está perdiendo la dignidad que tenemos como seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios, es decir, con el escándalo vamos perdiendo y hacemos que se vaya perdiendo la imágen de Dios que hay en nosotros y en nuestro prójimo.


Habrá que pensar en lo que el Evangelio de Mateo capítulo 18 versículo 6 recuerda en palabras de Jesús: "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, mas le vale que le cuelguen una piedra de molino al cuello y lo hundan en lo profundo del mar".


Así pues, antes de hacer que otros hagan el mal movidos por lo que decimos o hacemos, habrá que pensar en dónde queda nuestra dignidad de personas, y esto en el campo de las relaciones intrapersonales y también en la relación con el estado, y la sociedad. Los que instituyen las leyes deben pensarlo, no haciendo leyes que degraden al ser humano, lo mismo los empresarios con todos los malos manejos que muchas veces hacen, y los educadores con sus malos ejemplos, y algunas veces exasperando a sus estudiantes, y quienes manejan los medios de opinión tienen un gran trabajo por hacer pues no pueden desviar la opinión de modo que se pierda la dignidad y se desvíen los valores que es lo que muchos medios hacen hoy día.


¿Y de la dignidad de las personas qué? ¡hay mucho por hacer, y muy grande el campo de acción, será empezar!

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