lunes, 18 de enero de 2010

¡Adúltera! o ¿De la misericordia de Dios?


Sorprendida en adulterio, acusada...

Corres el gran riesgo de morir apedreada

Saber que te acusan pánico te causa

Saber que quienes te acusan perdida tienen el alma

La multitud te atropella ...

Maestros de la ley... Fariseos ...

En adulterio te encontraron...

En medio la turba estas siendo acusada ...

¿Qué hacemos? Preguntan...


La ley manda que muera apedreada...

Y la respuesta de aquel hombre es silencio ...

Silencio sepulcral...

Y la inclinación de su rostro a tierra...

Silencio sublime...

La turba espantada, espávida y miedosa se ha pasmado...

Nadie habla ...

Todos piensan...

El silencio de aquel hombre penetra el alma de la turba sedienta de sangre.

Todos piedra en mano, esperan en el silencio...

Mientras, uno de ellos rompe el silencio y de nuevo pregunta

¿Qué hacemos con ella?...

E incorporándose aquel hombre, dice con su suave pero segura voz:

“El que no tenga pecado, tire la primera piedra”

y empiezan los viejos a retirarse...

Todos... todos... todos...y no quedan más que ella y él...

La mirada se cruza en un suave perdón,

sellado en las palabras... ¿quién te acusa?

Y confirmado por ella “nadie Señor”...

Tarea a cumplir te encomienda Jesús el Señor...

Vete y no peques más...

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