Sorprendida en adulterio, acusada...
Corres el gran riesgo de morir apedreada
Saber que te acusan pánico te causa
Saber que quienes te acusan perdida tienen el alma
La multitud te atropella ...
Maestros de la ley... Fariseos ...
En adulterio te encontraron...
En medio la turba estas siendo acusada ...
¿Qué hacemos? Preguntan...
La ley manda que muera apedreada...
Y la respuesta de aquel hombre es silencio ...
Silencio sepulcral...
Y la inclinación de su rostro a tierra...
Silencio sublime...
La turba espantada, espávida y miedosa se ha pasmado...
Nadie habla ...
Todos piensan...
El silencio de aquel hombre penetra el alma de la turba sedienta de sangre.
Todos piedra en mano, esperan en el silencio...
Mientras, uno de ellos rompe el silencio y de nuevo pregunta
¿Qué hacemos con ella?...
E incorporándose aquel hombre, dice con su suave pero segura voz:
“El que no tenga pecado, tire la primera piedra”
y empiezan los viejos a retirarse...
Todos... todos... todos...y no quedan más que ella y él...
La mirada se cruza en un suave perdón,
sellado en las palabras... ¿quién te acusa?
Y confirmado por ella “nadie Señor”...
Tarea a cumplir te encomienda Jesús el Señor...
Vete y no peques más...
Emaús es un pequeño poblado al que se dirigian dos discípulos del Señor un tanto desconsolados por la muerte de quien les hizo pensar y ver la vida de una manera muy diferente a lo que el entorno social del momento le mostraba. Este espacio quiere hacer precisamente eso. Presentar de manera reflexiva esa hermosa relación en la que en ocasiones podemos estar dialogando con el mismo Jesús sin darnos cuenta, solo con la certeza de que nuestro corazón arde....(Lc 24, 35)
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