martes, 26 de enero de 2010

¿Dónde está Dios?

Al cabo de los años al fin he podido saber quién NO es Jesús. Aún no descubro su esencia. No me acerco a conocerlo. Apenas tengo esbozos, pistas, referencias.

Jesús no es el milagrero que mete goles en el fútbol, revela los números ganadores de las loterías, alcahuetea la pereza para lograr cosas sin esfuerzos. Jesús no es el ser mítico que los hombres hemos creado a nuestra imagen y semejanza.
Da lástima ver el Jesús que entre todos hemos creado. El vengador, el castigador, el flojo y permisivo, el cómodo, el negocio, la buena suerte, el Jesús amigo en las desventuras y el olvidado en la vida cotidiana.

Un Jesús que no hemos contactado, que no conocemos, que acomodamos a nuestros intereses. Un Jesús por el que se pide plata, por el que se pide compasión, por el que gritamos cuando nos vemos ahogados, por el que hacemos promesas parecidas a chantajes.

He conocido al Jesús que no es. El que imploramos en el templo y salimos a ultrajar en nuestras actitudes de injusticia, de envidias, de chismes. El Jesús que colocamos en los altares con alma de yeso y al que no reconocemos en el peatón, en el jefe, en el subordinado, en la señora del aseo, en el ciclista, en el niño huérfano que es explotado por los grandes para pedir en los semáforos.
Cuántas injusticias, crímenes, maldades se han hecho en el nombre de Dios. Sicarios con imágenes de Jesús en sus bolsillos, personas de corazón podrido, sepulcros blanqueados, cristianos de apariencia.
Es muy claro el panorama del Jesús que NO es. No es el que nosotros creemos o hemos forjado. No es un Dios de bolsillo ni manipulado para beneficio propio. Trato ahora de pensar en el Jesús que SÍ es y apenas lo vislumbro. Para ello tengo que alzar la mirada en las noches estrelladas, tengo que mirar los ojos de un niño cuando juega, las manos de un anciano cuando sufre en silencio y ofrece su dolor por los que ama.
Un Jesús tan enorme que jamás llegaré a abarcarlo, a quien sólo conoceré por sus destellos, por sus síntomas.
No sé, la verdad, qué pensar sin parecer un beato hipócrita. Pero Jesús, se me antoja, se me muestra en todo lo que signifique amor, no egoísmo, lo que exprese felicidad interior, lo que indique entrega alegre a los demás. Jesús no es una estatua medio amanerada, o un sermón descuidado.
Cuando miro la moda de las nuevas eras, las cábalas, las velas y velones, los aromas, los zodíacos, los tarots, pienso simplemente que detrás de todo eso está presente la gran frustración del ser humano por entender a Dios y veo a los comerciantes de la espiritualidad hacer su pingüe negocio a costa de la necesidad del Hombre por encontrarle sentido a la vida.

Sólo he podido vislumbrar a Dios a través de algunos hombres, pocos, muy pocos, que viven en Él.
Y sigo esperando conocer, aunque sea un poco, a Jesús.



(Este articulo lo publica Samuel Arango M.  en el periodico el Colombiano- Publicado el 25 de enero de 2010)
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/¿/¿donde_esta_dios/¿donde_esta_dios.asp?CodSeccion=3

1 comentario:

  1. ES CIERTO QUE EN POCOS HOMBRES SE VE A JESUS, PERO PARA QUE ESPERAR VERLO EN OTROS HOMBRES.
    SI JESUS ESTA EN TI Y TU PUEDES DARLO A CONOCER, NO ESPERES MAS Y ANUNCIALO, EL VIVE, EL TE CREO,Y SABE LO QUE TE PASA, EL ESTA EN TU CORAZON
    DEJALO QUE TE TRANSFORME Y DALO A CONOCER, NO ESPERES MAS HOY ES EL MOMENTO DEJATE GUIAR POR SU ESPIRITU Y QUE EL TE BENDIGA.

    ATT.

    TU HERMANO EN CRISTO
    JOSE A G.

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