domingo, 25 de abril de 2010

El Buen Pastor... sufre!, pero encontrará consuelo.

Permitanme hacer una adecuación quizas forzada de la palabra de Dios de este domingo cuarto de la pascua y especificamente de la segunda lectura propuesta en la liturgia de este domingo, la lectura es esta:

Lectura del libro del Apocalipsis (7, 9. 14-17)

Yo, Juan, vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y llevaban palmas en las manos.

Uno de los ancianos que estaban junto al trono, me dijo: “Estos son los que han pasado por la gran persecución y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero.

Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado en el trono los protegerá continuamente. Ya no sufrirán hambre ni sed, no los quemará el sol ni los agobiará el calor. Porque el Cordero, que está en el trono, será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Leí esta lectura, la escuche mientras fue proclamada y la medité con atención mientras oraba y no dejo de verla, pensarla, meditarla y orarla y creo que es una excelente palabra que nos brinda el Señor por medio del apóstol Juan y que se puede aplicar con total actualidad especialmente en este momento que cruza la Iglesia en esta crísis que ya he llamado en este mismo espacio como el estado de sospecha, al que habrá que esperar  ya no en la dimensión terrena, sino en la dimensión superiror a la que aspiramos todos, en  esa que llamamos cielo, allí veremos "una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla" esos creo yo serán los pastores, esos buenos pastores que fueron juzgados y eran inocentes, "Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y llevaban palmas en las manos" estar de pie es signo de tener la dignidad de estar de pie, estar presente, ser digno de ser visto, vestidos de blanco, signo de limpieza, y las palmas en las manos son signos del martirio que les otorgó haber sufrido el martirio incruento de la sospecha, el juicio, la malicia del mundo.

Más adelante "El que está sentado en el trono los protegerá continuamente" lo que es totalmente cierto, si en la vida natural que Dios les dió los eligió y los hizo ministros de su amor, cómo no ha de protegerlos en su vida, y más aún en la gloria.
"El Cordero, que está en el trono, será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida" y si estos fueron Pastores en la tierra vivirán con el Pastor de los Pastores y  gozarán de la vida, de la VIDA verdadera. "Y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima" si lloraron en vida serán consolados por el mismo Dios.

Sí, ser pastor es estar dispuesto a sufrir, a sufrir por amor, pero si el Pastor tiene presente este texto de la palabra de Dios tan solo debe confíar, confíar en ese Dios que consuela y salva, que sabe que sí son fieles, las palmas del martirio son el signo de la posibilidad de entrar en la gloria, en esa gloria de aquel que los llamó a su servicio.

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